¡Hola!
Ahora que ya ha llegado el verano a su fin, quiero hablarte de los daños que produce el sol en nuestra piel tras largas exposiciones sin protección. En la Clínica Graziella Moraes hemos estado preparando nuevos tratamientos para ofrecerte lo último y más novedoso a partir de este mes de septiembre.
Así que, ¡volvemos con las pilas muy cargadas!
El sol produce radicales libres en la piel y actúa desestructurando y haciendo daño al tejido.
Estos radicales libres se concentran en grandes cantidades alrededor de las células dañando la estructura de la piel.
Por otro lado, la piel también se deshidrata en verano, ten en cuenta que la propia piel tiene la capacidad de mantener una buena hidratación, pero si se altera principalmente por el exceso de sol y muchas veces porque no nos hidratamos suficientemente, conseguimos que la piel se ponga tensa, con rojeces, con descamaciones e incluso con una sensación de falta de confort, y muchas veces si la sequedad es importante, puede producir picor.
Y como te comentaba, la propia piel se engrosa por falta de hidratación, esto es como una manera de protección, por eso nos queda la piel áspera, con poros abiertos, dilatados, apagada y sin brillo.
Por otro lado, están las arrugas, el daño producido por el sol hace que algunas arrugas que antes eran finitas se transformen en arrugas más profundas. Esto se produce por una mezcla de esa misma deshidratación, de falta de elasticidad de la piel y del engrosamiento. Este puede que sea uno de los factores más notables a simple vista producidos por el fotoenvejecimiento.
Otra manera que tiene el sol de dañar la piel es produciendo manchas, y esto es algo muy frecuente en nuestra Clínica, pues después del verano empiezan las consultas de pacientes que le han salido manchas en la piel producidas por el sol.
El sol puede hacer que una mancha antigua aparezca y también puede producir manchas nuevas, por eso para evitar las manchas en la piel, lo mejor es prevenirlas.
Otro punto importante que le preocupa a los pacientes después del sol es la falta de luminosidad, que está producida por el engrosamiento de la piel, de hecho, después del verano notamos la piel como más engrosada debido a la protección que hizo la propia piel para protegerse del sol, y esto da un aspecto de falta de luminosidad y más rugosa.
Todo esto que te acabo de contar, es lo que conocemos como fotoenvejecimiento, que como su propio nombre indica, es el envejecimiento de la piel provocado por el sol.
Es un daño en la piel producido por un exceso de sol, que hace que la piel tenga un aspecto más envejecido de lo que debería estar por su edad biológica. Además, el sol también puede provocar “intolerancia al sol”, hay personas que han tomado muchísimo el sol en el pasado y ahora lo que tienen cuando toman contacto con el sol, son picores en la piel o “alergia solar”.
El sol no siempre es dañino, también produce vitamina D que es importante para la formación de los huesos.
También en su justa medida produce melanina, que es lo que nos da el bronceado bonito y cuya función es proteger la piel de quemaduras solares.
Pero sí que es verdad que el sol en exceso puede producir los daños que te comentaba anteriormente, por eso la mejor manera es protegerlo.
En este post te he hablado de los daños que produce el sol, en el próximo post te hablaré de cómo recuperar esta piel dañada por el sol, y el protocolo que hemos preparado en la Clínica Graziella Moraes para recuperar la piel que ha sido expuesta a tanto sol a nivel de ADN, como a nivel de piel o de desestructuración.
Si tienes algún tipo de consulta, no dudes en dejármela en los comentarios y estaré encantada de responderla.
Dra. Graziella Moraes.